8/04/2012

PIROTÈCNIA GREGA





En solitario fabricaba pequeñas bombas de mecha lenta. Trabajaba en el taller del jardín como un buen japonés con sus bonsáis. Una libra de pólvora, comprimida en un cartucho y algunos pequeños clavos en tubos de zinc. Un grueso petardo a manera de detonante. Cacharros temibles... Si al menos se dignasen a explotar.
Una tarde de manifa en la plaza Juana de Arco, La Peste lanzó uno. Con precisión quirúrgica, el tubo rodó sobre la acera antes de inmovilizarse a los pies de un grupo de CRS. Los chavales del grupo, jadeando, se preguntaban: <<¿Estallará o no estallará?>> La bombita reventó en el momento mismo en que un poli se inclinaba para cogerla. Su silueta negra desapareció en el resplandor anaranjado de la deflagración.

Jann-Marc Rouillan.