Jan Saudek |
Sin vistas al mar
Al otro lado cabalga un mundo que se asemeja ruidoso: coches por las mañanas, turistas en verano, putas por las noches, policías si hay problemas, camiones cuando hay putas, mercado los domingos. Incluso el paso de un tranvía, y fútbol casi cada día. Me sobrevivo tranquila. Aquí, solo habita el silencio y el rumor mecánico del reloj de pared y el calendario a su lado y la radio y un cuadro última cena y una mujer que limpia dos veces por semana; además de algunas fotos y una inmensa mesa siempre vacía. Y una silla. Mi silla, tu ausencia.